¿Cómo sobrevivir a este mundo?

Surreal image of a woman posing with colorful effects in Barcelona.

Desde el momento en que nacemos, nos han dicho cómo debemos ser, cómo debemos vestirnos, qué es lo correcto y qué no lo es, hasta qué debemos comer, qué debemos pensar y qué debemos hacer. Son tantas reglas, ¿verdad? Todo parece estar ya determinado para nosotros. Pero aquí estoy para decirte que eso ya se acabó, que cuando creces, cuando tomas conciencia de tu poder, te das cuenta de que ahora tienes la capacidad de decidir por ti mismo. Ahora, con ese despertar, puedes elegir por ti mismo, tomar el control de lo que piensas y lo que haces.

Y, ¿qué es ser consciente?
Para mí, ser consciente es un acto de observación. Es darme cuenta de los pensamientos que habitan mi mente, de cómo me trato a mí misma. ¿Son pensamientos positivos, pensamientos que me impulsan a seguir adelante y que me celebran por los logros que consigo? O, por el contrario, ¿son pensamientos de autoexigencia, de crítica, que me desafían por no haber hecho lo suficiente? Ser consciente es empezar a vernos con claridad, sin juzgarnos, pero con la conciencia de que tenemos la capacidad de elegir nuestros pensamientos.

Cuando desperté, todo fue doloroso. No entendía lo que estaba pasando; me sentía perdida, me dolía el alma. Y me preguntaba, ¿cómo puede dolerme el alma? A veces sentía un dolor profundo en el corazón. En esos momentos, pensaba que las personas me dañaban, que el mundo me estaba haciendo sufrir. Pero con el tiempo, entendí que no era así. Todo lo que experimentaba, todo lo que sucedía a mi alrededor, era simplemente un reflejo de lo que yo atraía, de lo que necesitaba aprender en esta vida. Es como si la vida me estuviera mostrando mis propios reflejos, para que pudiera crecer y aprender de ellos.

Hoy, cuando miro hacia atrás, me doy cuenta de que todo se me dio con mucha facilidad. Y claro, ahora lo veo así porque al principio, cuando todo parecía incierto y confuso, yo confiaba. Confiaba en el proceso, en el viaje, aunque no entendiera todo. Me quedé con esa lección: seguir confiando. La vida me mostró que la confianza es la clave, y eso es algo que nunca olvido.

Tengo un secreto que quiero compartir: confío. No me tomo nada personal. No dejo que las acciones o palabras de los demás me definan o me afecten profundamente. He aprendido a ver a las personas como espejos, reflejos de mi propia realidad, de lo que necesito aprender de mí misma. Si estoy en una situación que no me gusta, en lugar de resistirme, simplemente me digo a mí misma: bueno, esto es parte de mi aprendizaje. Y esa aceptación hace que todo sea más fácil. De verdad, lo es. Cuando te entregas al aprendizaje, cuando dejas de luchar contra lo que está sucediendo, las cosas fluyen de manera mucho más ligera.

Y es que tengo tanto por compartir, tantas lecciones, tanto amor, que poco a poco, cuando las ideas lleguen a mi mente, las iré escribiendo. Es como regar el árbol de mi blog, haciendo que crezca con cada palabra, con cada pensamiento. Y al final, ese árbol será fuerte y lleno de frutos que se compartirán con el mundo.

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